fbpx
InicioEntrevistasEmpresas«Nuestra prioridad es garantizar la continuidad de la labor asistencial», Miguel Ángel...

«Nuestra prioridad es garantizar la continuidad de la labor asistencial», Miguel Ángel Peñalba. Técnico de Gestión de Seguridad. HU Río Hortega. Valladolid.

Contenido

 

El responsable de seguridad y su equipo deben establecer los planes estratégicos necesarios para erradicar o amortiguar los efectos de los diferentes problemas o incidentes de seguridad que se puedan producir», así explica Miguel Ángel Peñalba de la Torre, técnico de Gestión de Seguridad del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, uno de los objetivos principales que debe plantearse el área de Seguridad de un centro hospitalario, en esta entrevista en la que, entre otros aspectos, ofrece su visión profesional ante la nueva Ley de Seguridad Privada.

rio Hortega
Hospital Río Hortega
—¿Cuáles son las prioridades de seguridad para el responsable de Seguridad de una instalación como el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid?
—Lo primero quiero agradecer nuevamente la oportunidad que me prestan los amigos de Cuadernos de Seguridad de compartir con sus lectores mis opiniones y experiencias en relación a la seguridad en el entorno hospitalario.
La principal prioridad para el responsable de la seguridad de un centro hospitalario es garantizar la continuidad de la labor asistencial, sin que se vea influenciada negativamente por un factor relacionado con la seguridad.
Partiendo de este objetivo principal, y que se debe contemplar como la base para la cual trabajamos en la seguridad hospitalaria, pues lo primero es la recuperación de los pacientes, o como se dice en otros sectores asegurar la continuidad de negocio, podemos plantear, alcanzar y evaluar los objetivos parciales para alcanzarlo.
Como se ha mencionado en multitud de foros de compañeros encargados de la seguridad hospitalaria, el gran hándicap que presenta la seguridad hospitalaria es el elevado número de personas que pasan por las instalaciones en un centro abierto las 24 horas donde, en su mayoría, acuden a solventar sus problemas de salud con el estrés, nerviosismo y preocupación que ello conlleva.
El responsable de Seguridad, y su equipo, deben establecer los planes estratégicos necesarios para erradicar o amortiguar los efectos de los diferentes problemas o incidentes de seguridad que se puedan producir.
La sanidad es uno de los sectores estratégicos, ahora que tanto se está hablando de la protección de infraestructuras críticas; si está contemplado así, es porque la población debe tener asegurado este servicio en caso de emergencia general y, por lo tanto, la importancia de realizar y planificar una buena seguridad en estos centros da un valor añadido a la atención asistencial que se pueda desarrollar en caso de catástrofe o emergencia general. Sin duda debemos trabajar con el objetivo de asegurar las condiciones de trabajo para realizar una buena labor asistencial y recuperación de los pacientes,  independientemente que el centro sea o no declarado infraestructura crítica.
Por los momento de crisis que estamos viviendo en la actualidad, no cabe duda que debemos prestar más atención de la cuenta a las sustracciones y actos vandálicos que se producen en nuestras instalaciones, y que en muchas ocasiones provocan en los afectados, miedo y desconfianza en la institución.
Resumiendo, teniendo en cuenta el objetivo general anteriormente planteado, la mayor variable generadora de problemas con la cual se encuentran los Servicios de Seguridad de los hospitales es que estamos continuamente tratando con personas; y por lo tanto, debido a esa interación y que cada persona tiene sus inquietudes y comportamientos, se generan numerosas situaciones delicadas.
—A grandes rasgos, ¿cómo se organiza la seguridad de una gran instalación hospitalaria, como es el Hospital Río Hortega, donde este elemento es una de sus prioridades?
—Debo realizar una pequeña introducción remitiéndome a la reciente historia de este hospital. Con la inauguración por parte de los Príncipes de Asturias el 16 de enero de 2009, pasamos de disponer de un hospital de más de 50 años, con unas instalaciones en el casco urbano de la ciudad de una superficie de 30.000 metros cuadrados, a un complejo hospitalario, innovador y moderno, ubicado en el perímetro de la ciudad con una superficie de 115.000 metros cuadrados. Este cambio provocó la modificación de varios procedimientos de trabajo que estaban implantados en el viejo hospital para adaptarlos a las nuevas instalaciones.
La gestión de la seguridad de esta nueva superficie exigía recursos humanos y técnicos que nada tenían que ver con lo dispuesto hasta ese momento, y una figura dedicada exclusivamente a su dirección.
En el Hospital Universitario Río Hortega la Unidad de Seguridad está formada por un técnico de seguridad, que es quien dirige la unidad, y por el personal de la empresa de seguridad contratada, la cual pone al frente del servicio a un inspector que realiza su trabajo de uniforme y presencia física en el centro, coincidiendo en horario con el técnico, siendo el portavoz principal entre la plantilla de seguridad y la dirección del centro. Cuando dicha persona no se encuentra de servicio asume su responsabilidad, en cierta medida, los jefes de equipo. Por último, y dependiendo de estas dos figuras anteriormente comentadas, estarían los vigilantes de Seguridad.
La Unidad depende jerárquicamente de la Dirección de Gestión del hospital.
En la actualidad el Servicio de Seguridad está organizado por un vigilante que siempre esta en el Centro de Control de Operaciones de Seguridad (COS), y el resto de plantilla de vigilantes y responsables que hacen sus correspondientes rondas y acuden a los avisos a demanda, cubriendo los distintos turnos de trabajo.
El hospital está dotado de varios medios técnicos de seguridad (cámaras, control de accesos, elementos de intrusión, pulsadores de pánico, etc.),  gobernados y gestionados desde el COS, que facilitan y auxilian el trabajo de los vigilantes mejorando la calidad del servicio prestado. Por lo que es necesaria la presencia de una persona las 24 horas los 365 días del año en el COS.
Como responsable de la unidad, una de mis mayores preocupaciones es gestionar los recursos de los que dispongo (humanos y técnicos), para poder sacar el máximo rendimiento y por tanto intentar alcanzar el objetivo de la excelencia en el servicio prestado.
Para tal fin, desde que se inauguró este nuevo hospital en 2009, he trabajado para generar un plan estratégico de seguridad específico, complementando el que dispone la propia empresa de seguridad contratada.
Este plan estratégico de seguridad recoge una serie de procedimientos y protocolos que pretenden facilitar la resolución de las incidencias que se produzcan en referencia a lo recogido en ellos, reduciendo de esta forma los tiempos de reacción y resolución, pudiendo así disponer de los recursos con los que contamos para otros avisos o tareas. Mencionar que los protocolos o procedimientos recogidos en este plan estratégico no solo afectan o son creados para el cumplimiento de la plantilla de seguridad, sino también están dirigidos a los trabajadores del hospital, empresas externas e incluso a usuarios, etc. Como ejemplo de lo anteriormente comentado tenemos: protocolos de gestión de las llaves del centro, de introducción y retirada de mercancías, de acciones a acometer en caso de notificación de orden de alejamiento, etc.
—¿Cree que los usuarios de los centros hospitalarios valoran las medidas de seguridad implantadas o, sin embargo, se trata de un hecho que pasa desapercibido?
—Generalmente los usuarios, y podía hacerlo extensivo a todas las personas que no se dedican a la seguridad, no suelen valorar la seguridad ni sus medidas hasta que no tienen un problema y necesitan recurrir a ellas. Es en ese momento, y sobre todo, en función de cómo se resuelva su problema lo que les hará percibir si la seguridad es buena o no. Generalmente si la persona necesitada de nuestra ayuda le resolvemos el problema satisfactoriamente, inmediatamente hace que valoren las medidas implantadas de forma positiva. Pero para poder aprovecharnos de las medidas implantadas, antes deben ser asumidas por todo el personal, tanto por el de seguridad como por usuarios y trabajadores del centro en general, etc. Y es ahí donde surgen los problemas, ya que muchos ven más un inconveniente que una ventaja en ellas, aunque realmente cuando tienen un problema finalmente reconocen que las medidas son necesarias y que el esfuerzo por cumplirlas ha valido la pena, pues solucionó el problema.
Es importante, a la hora de diseñar las medidas de seguridad, poder prever y evaluar el impacto sobre las personas o áreas afectadas, obtener si es posible su opinión, aunque la valoración final y ejecución debe realizarse por un experto y profesional de la seguridad.
—¿Ha llevado a cabo en los últimos años una mejora o ampliación de los medios y servicios de seguridad con que cuenta el Hospital Río Hortega?
—Por desgracia, como consecuencia  de la crisis que hemos vivido y de la que aún estamos intentando recuperarnos, y perteneciendo a una entidad pública, la cual durante los últimos tiempos uno de sus esfuerzos ha sido optimizar los recursos y el gasto lo máximo posible, nos ha llevado a una reducción en el número de horas de vigilancia contratadas traducido por tanto en pérdida de efectivos humanos en todos los turnos.
Respecto a los medios técnicos, y debido a la importancia y dotación que tiene el edificio, hemos dispuesto de los recursos económicos necesarios para la sustitución por avería y mantenimiento de los elementos que conforman los sistemas técnicos de seguridad.
En la actualidad contemplamos alguna nueva instalación o ampliación por necesidades nuevas que surgen, pero siempre teniendo como base lo instalado, intentando en varios casos, reorganizar los elementos ya existentes para poder obtener más aprovechamiento de estos.
—Desde un punto de vista profesional, ¿cuál cree que es actualmente el nivel de seguridad de las instituciones hospitalarias en nuestro país en relación con Europa?
—Sinceramente desconozco como está la seguridad hospitalaria en los países de Europa y por lo tanto no puedo realizar una comparativa. Lo que sí que es verdad, es que existe un amplio abanico de modelos de gestión de seguridad a nivel, no solo nacional, sino de comunidad autónoma.
Es decir, podemos encontrar desde centros con su departamento de Seguridad y director de Seguridad al frente de los mismos, hasta centros que no disponen ni siquiera de seguridad, o la empresa contratada es la que se encarga de esa gestión, sin una figura de la propia institución que lo supervise o dirija.
Simplemente, y a modo de ejemplo, en la Comunidad de Castilla y León, únicamente el Hospital Universitario Río Hortega, debido a la gran dotación de los sistemas de seguridad con los que iba a disponer el nuevo edificio y el planteamiento inicial del dimensionado de recursos humanos destinados a la seguridad, apostó por poner al frente de esta gestión y dirección a una persona dedicada exclusivamente para ello.
No cabe duda que todavía nos queda camino por recorrer hasta llegar a la situación ideal, pero invitaría al resto de instituciones de la comunidad a designar la gestión de seguridad a personas preparadas para ello, y no encajarlas entre otros servicios generales que dependa de personal ya sobradamente cargado de funciones, no pudiendo abordar el tema con profundidad.
En estos momentos de crisis, que provoca la constante optimización y reorganización de recursos, cabe la posibilidad de poder aglutinar la seguridad de varios centros cercanos, a una única persona que asuma esta responsabilidad desde un punto de vista profesional y que este formado específicamente para ello.
—Recientemente se ha aprobado la nueva Ley de Seguridad Privada, ¿podría hacernos una valoración profesional de la nueva normativa? ¿Y de su aplicación al campo de los centros sanitarios?
—La nueva Ley de Seguridad Privada creo que ha sido desde su origen hasta su concepción final como un gran globo aerostático que se fue deshinchando según paso el tiempo, hasta quedar con el tamaño justo para no precipitarse estrepitosamente contra el suelo.
Muchas expectativas, muchas propuestas, muchas consultas, etc., pero al final novedades pocas para lo que se esperaba de una ley que tenía que actualizar y aglutinar las necesidad actuales de lo recogido en su antecesora de 1992. Creo que el panorama social y técnico ha evolucionado y cambiado tanto desde el 92, que la ley debería ser revolucionarla y dar solución eficaz y rápida a los problemas de seguridad que se presentan hoy en nuestra sociedad.
Ahora, resignados con esta nueva ley, solo nos queda la esperanza de esperar al nuevo reglamento, y ver si seguirá en la misma línea o se optará por algo que sea ejemplo de practicidad y verdadera colaboración y responsabilidad entre todas las partes. Quien sabe, solo queda esperar y asumir lo que nos viene dado.
Su aplicación en los centros sanitarios no va a presentar grandes revoluciones, quizás poder asumir alguna nueva función o tarea adicional, pero sin destacar grandes novedades. Otra cosa sería si se hubiera reforzado la protección jurídica de agente de la autoridad del personal de seguridad, no solo en lo reflejado en el artículo 31 de la ley,  sino también en caso de sufrir agresiones, ya que hoy en día es un gran lastre la cantidad de agresiones que se producen en el sector sanitario tanto a los profesionales como al personal de seguridad, encargados de velar para que estas no se produzcan.
Texto: Gemma G. Juanes.
Fotos: Hospital Río Hortega

 

artículos relacionados

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí