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José María Vázquez de Prada. Director de Relaciones Institucionales de CASESA: «El gran reto de la Seguridad Privada es la «adaptación» al contexto económico»

«Es momento de realizar todos los esfuerzos necesarios para reconvertir la situación que vivimos en una oportunidad de negocio», asegura José María Vázquez de Prada, director de Relaciones Institucionales de CASESA, en esta entrevista donde descubre los retos ante su nueva etapa profesional.

CASESA

—Cómo afronta esta nueva etapa profesional como director de Relaciones Institucionales de CASESA?
—Es un reto que afronto con una gran ilusión, dado que esta nueva etapa me da la oportunidad de cerrar un círculo en mi vida profesional, siempre dedicada a la seguridad, y en la que tres cuartas partes de la misma las he pasado ejerciendo labores en la Seguridad Pública, y otro tercio dentro de la Seguridad Privada como director de Seguridad. Sólo me faltaba estar «en este otro lado de la mesa»  formando parte de un Grupo dedicado a ofrecer servicios.

—¿Cómo se articula la división de Relaciones Institucionales dentro del organigrama de la compañía?
—El área de Relaciones Institucionales, en dependencia de la Dirección General, liderada por Javier García Saldaña, coordinará las relaciones entre las distintas áreas de la división y diferentes organismos de la Administración y, principalmente, con todos los Cuerpos de Seguridad.

—¿Qué acciones tiene previsto desarrollar el área de Relaciones Institucionales a lo largo de 2013?
—El principal trabajo de Relaciones Institucionales, durante este año, estará dirigido a unificar criterios dentro de la organización para mantener y fortalecer los vínculos existentes con los Cuerpos de Seguridad, dentro de ese ánimo de colaboración y de integración de capacidades que promueve el Anteproyecto de la Ley de Seguridad Privada, todo ello sin perder nunca de vista el objetivo de recabar la opinión que sobre el Grupo tengan nuestros clientes, bien sean actuales o potenciales, para que todo ello  pueda traducirse en una continua mejora en la prestación de los servicios.
El Anteproyecto de Ley de Seguridad Privada contempla que las empresas de Seguridad puedan incorporar nuevos servicios, ¿qué oportunidades de negocio surgen con esta iniciativa normativa?
Una respuesta clara a la pregunta la encontramos en la Exposición de Motivos que figura en el Anteproyecto de la Ley de Seguridad Privada, ya que en la misma queda claro que la nueva Ley regulará cuestiones anteriormente dejadas al Reglamento, como son las relativas a las funciones de gran parte del personal de seguridad (la Ley 23/1992 actualmente en vigor sólo se ocupa de las funciones de los vigilantes de seguridad y de los detectives privados).
Este Anteproyecto contempla la creación de una nueva categoría profesional: la de operador de seguridad; también modifica el nombre de los guardas particulares del campo, para configurarlos como guardas rurales; igualmente se regulan las medidas de seguridad, la especificación de la forma de prestación de los principales servicios de seguridad (vigilancia y protección, protección personal, depósitos y transportes de seguridad, e investigación privada), y se dota de concreción otros servicios importantes (verificación y respuesta ante alarmas, instalación y mantenimiento de sistemas o servicios de planificación y asesoramiento); asimismo, se regula la videovigilancia en el ámbito de la Seguridad Privada.
Este nuevo contexto normativo repercutirá en  toda la organización de la compañía, aunque de forma más directa en la Dirección General de Negocio, en el Área de Formación, y en el departamento Jurídico-Fiscal, de forma que puedan ofertarse todos los posibles servicios que el Anteproyecto contempla en línea con todos los requisitos legales que establezca.

—A grandes rasgos, ¿cuáles considera que son los principales retos de la Seguridad Privada?
—Creo que actualmente el gran reto de la Seguridad Privada es la «adaptación» al contexto económico y a las circunstancias del mismo. Debemos olvidarnos de los tiempos de bonanza y no podemos continuar donde estamos esperando a que lleguen tiempos mejores.
La adaptación, bajo mi punto de vista, es «ir a por todo», pero no de cualquier forma; es necesario para ello esfuerzo, imaginación, espíritu emprendedor, iniciativa, verdadera identificación con la labor realizada, honestidad hacia la empresa o institución en la que realizamos nuestro trabajo, colaboración, respeto a la legalidad, formación del personal, adaptación de la oferta al cliente, etc.
En resumen podía decirse que hay que realizar todos los esfuerzos necesarios para reconvertir la situación que vivimos en una oportunidad de negocio, que a su vez nos haga mejorar como operadores. ?

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